Un sistema de transporte fiable y accesible es esencial para mantener nuestra calidad de vida. El transporte ejerce una gran presión sobre el medio ambiente provocando contaminación atmosférica, ruido y cambio climático. Las infraestructuras de transporte ocupan grandes extensiones de terreno, lo que también contribuye al sellado del suelo, la fragmentación del hábitat y la expansión urbana, afectando también a la biodiversidad.

En consecuencia, el sector del transporte representa un obstáculo importante para los objetivos de protección del clima de la UE. Según el informe "Walking and cycling: latest evidence to support policymaking", auspiciado por el Centro Europeo de Medio Ambiente y Salud de la OMS, un cambio significativo hacia los desplazamientos a pie y en bicicleta puede resolver problemas derivados de los actuales modelos de transporte (emisiones de contaminantes atmosféricos, gases de efecto invernadero, ruido, lesiones causadas por el tráfico, baja actividad física y uso del espacio público).